Han pasado algunas semanas desde la última vez que escribí aquí y hoy vengo con muchas ideas que se me vinieron a la cabeza.
Debo admitir qué estas ideas fueron logradas en base a la observación del ser humano. Pero, ¿A qué me refiero con esto?
Entremos un poco en contexto:
Gente viene y va a lo largo de nuestras vidas. Decisiones diferentes y caminos muy ambiguos de su propio destino. Desconocidos entre sí, conocidos muy pocos. El mundo es un lugar muy pequeño.
Aquí empieza el problema, el ser humano asocia la pertenencia absoluta. Se pierde en lo que todo el mundo repite. Quiere que todo sea a su criterio.
Sin valoración. Sin estimación. Nadie quiere quedarse solo, pero nadie se pone en el lugar del otro. Todo el mundo necesita dignidad y tranquilidad para vivir. Conexiones con la naturaleza y la mente. Todo el mundo necesita amor para continuar.
Más allá qué toda la riqueza del mundo, el ser humano necesita rodearse de personas, personas sanas en su propio criterio. Personas que aporten y que permitan qué se les aporte.
Necesitamos enseñanzas, aprendizajes y sobre todo ideas.
Pero, también existe el otro lado de la moneda, el ser humano necesita soledad, necesita estabilidad e inteligencia emocional. Necesita no depender del resto y sobre todo, necesita no estar rodeado en todo momento.
Necesita crear su propio entorno, su propio núcleo, su familia, sus ideas. Necesita estar protegido.
Conforme vas creciendo, te enseñan qué debes de cuidar de ti mismo, que tienes que hacer las cosas como se deben. Pero cada humano tiene sus propios ideales, cambiantes con el tiempo, de acuerdo a cada situación y debo reconocer que fue bastante difícil entender este último punto. Porque por más que digas que eres algo, puede ser que el día de mañana dejes de serlo.
Yo me he encontrado con interesantes personalidades a lo largo de mi ciclo, personas que llegaron a impactar mi propia vida. Sin embargo, también he conocido personalidades qué dejan mucho que desear y es quizá por ello que no confío en muchos, o quizá, esa sea la razón por la cuál soy tan reservada.
Tantas veces he pesando qué nací en la época equivocada, que en el amor existe el "para siempre". Siempre he pensado que la empatía hacia los demás será un puente qué logre conectarnos. Sea cuál sea nuestra creencia, ideología o circunstancia. El ser humano deberia posicionarse en los zapatos del otro. Y por ende, ambos lados deben de trabajar por ello. Y repito, no necesariamente necesitamos entender al otro para poder conectarnos, ya qué son cosas ambiguas qué pasan.
Quizá estoy siendo demasiado dura, pero puede ser que allá afuera, existan personas que piensan similar a mí. Al final, todos somos distintos.
¿Cómo se logra todo ese balance?
Pues bien, siempre he creído qué cada persona cree en lo que quiere, en lo que le enseñan y en lo que le gusta. Y todo ese balance se logra con el respeto.
Ya que necesitamos ese mismo respeto de vuelta qué muchos nos dan, porque todos somos iguales y todos merecemos ese mismo trato.
Es una lástima que no todas las personas logren entender estas palabras, pero ojalá algún día pueda escuchar qué un pequeño legado mío comparta estas ideas y si no, sé que lo entenderán, lo pensarán y lo interpretaran a su criterio.
Aprendan a valorar a cada persona, háganselo saber y si esa persona no lo escucha, supongo que ustedes habrán ganado un aprendizaje.
No nacimos para estar atrás de las personas, no necesitamos ver a alguien frecuentemente para que sepan que los valoramos. Tampoco necesitamos estar rodeados de todo el mundo, pero si dicen que quieren a alguien, no lo lastimen con acciones malas. Y si les toca ser lastimados, por acciones buenas, intenten entender el por qué de las cosas.
Ya que al final de cuentas somos humanos y ese es el problema principal.