lunes, 7 de diciembre de 2020
Ambigüedad.
martes, 17 de noviembre de 2020
Extraña combinación.
domingo, 25 de octubre de 2020
Impaciente.
¿Alguna vez han sentido un vacío emocional? Uno de esos que es inexplicable, difícil de curar.
Me hace falta algo, pero no quiero expresarlo. No por orgullo, si no por hacer lo correcto. Mis acciones pasadas seguramente necesitan castigo. Me siento avergonzada, pero tengo que superarlo y crecer como persona.
Odio ser impaciente.
Hoy más que nunca me duele. ¿No es curioso estar herida por acciones propias?
Poco a poco empiezo a notar esas diferencias, porque lo veo y leo.
Lo merezco.
Oficialmente me siento sola de nuevo.
domingo, 18 de octubre de 2020
Cambios y despedidas.
¿Cuántas veces me he enfrentado a ésto? Realmente no estoy segura.
Quisiera que fuera diferente, poder demostrar lo contrario.
No quiero aprender sola, quisiera aprenderlo contigo. La primera lección del día aprendida.
Ya que el día no empezó muy bien, porque no te vería en mucho tiempo según yo. Posterior bien dicen que nosotros creamos a nuestros propios demonios.
Está semana realmente he recibido muchas malas noticias. De diferentes ámbitos y magnitudes. Me alegraba compartir esto, saber que no estaba sola, que había alguien quién me entendía.
Pero había tanto guardado y hoy ya no puedo más. ¿A quién engaño? Te necesito conmigo. No necesito algo más.
Mi mejor amiga está acostada al lado mío y ni así logró dormir. Me lastimé a mi misma aunque juré no volver a dañarme.
No quisiera que te fueras, ojalá te quedarás.
Pero necesitas sanar y ser feliz.
Te quiero, muchachito.
Si, lo admito. He actuado mal y te he dañado, ojalá que puedas disculparme algún día.
lunes, 10 de agosto de 2020
Un salto de fe.
Hacía bastante tiempo que no escribía en este pequeño espacio olvidado.
O mejor dicho, ya tenía rato de no compartir las pequeñas aventuras que he tenido durante todo este tiempo. Sobre todo en tiempos de pandemia.
En resumen, las cosas cambiaron. Y adivinaran ¿Quién no puede dormir el día de hoy?
Exacto, está loca mujer desesperada y ansiosa. Ya saben, mi maldición.
¿Por dónde debería de comenzar?
¿Por lo bueno?, ¿Por lo malo?, ¿Por lo correcto? O ¿Por lo real?
Empecemos por este último.
¿Por qué te quiero tanto?
Bien, expliquemos a las personas de la mejor forma y como tú lo dirías: dónde la razón se empiece a desvanecer por motivos indescriptibles, ahí es.
Lo real es lo más bonito de la vida. Las cosas y momentos que compartimos.
La esperanza y el anhelo compartido, sobre todo, los recuerdos formados.
Bien bonita que es la vida a tu lado. Bien bonito que se siente ir contigo de la mano.
Nisiquiera yo sé porque me gustas tanto, porque te quiero tanto y porque te necesito tanto.
Lo bueno es que estamos juntos, lo malo es que ya te extraño.
Podría pedirte la eternidad o podría dejarte correr en libertad. ¿Qué de bueno tengo con esto?
Amor y cariño.
Pasemos a lo demás.
Lo bueno son todas aquellas tardes de compañía, pequeños fragmentos de alegría. Las mañanas de bienvenida a un nuevo día y sobre todo las noches llenas de emoción y empatía.
Hemos tenido tantos momentos que atesoro día con día, las oportunidades otorgadas por la vida.
Lo malo son aquellas acciones. Las actividades bruscas, los miedos y malinterpretaciones. El no saber hablar y escuchar. Las puestas a prueba, los temores marcados. La necedad de ambos. El ego de las personas, nuestro miedo a ser lastimados.
Yo sé que te he fallado, que te puse a prueba en muchas ocasiones, que tenía miedo.
Yo sé que te he marcado, que te lastimé más allá de lo que puedes contarme. Ojalá puedas disculparme, pero más que eso, ojalá puedas sanarte con este pequeño salto.
Un salto de fe.
Lo correcto es todo aquello que estará en mis manos. Para que todo esto funcione y sobre todo para poder repararte. Lo correcto es todo aquello que estará en tus manos, tu forma de soñar y sobre todo curar. Lo correcto a veces suele doler, nos lastimará y nos enseñará las peores posiciones, pero es un riesgo que estoy dispuesta a enfrentar.
Lo correcto fácil no será y muchos días vamos a querer parar. Pero tendremos que continuar.
Lo correcto nos puede mostrar la verdadera razón y sea o no la disolución, enfrentemos el destino con ilusión.
Indescriptible la forma en que te extrañaré, lo confieso, te voy a echar de menos.
Pero bueno, dejemos el dramatismo. (Perdón por ello).
La esperanza no puede terminar aquí, porque es necesario tomar este pequeño salto. Para que vuelvas a brillar como tú solamente sabes, como aquél primer día en el que te conocí.